¿Quieres que te enviemos las nuevas publicaciones? Suscríbete:
Entiendo apego al vínculo emocional basado en creencias o recuerdos, en muchos casos, alejados de la realidad que se tiene sobre algo o alguien. Un ejemplo puede ser el apego que tenemos a juguetes con los que no volveremos a jugar o a colecciones de objetos o recuerdos. Si las pierdes o te las roban, sufrirás pero realmente no has perdido nada que te hiciera estar mejor. No te aportaban más que el hecho de poder tocar o poseer tales recuerdos. Una vez lo has hecho, vuelven a ser guardados para siempre. El mismo apego se tiene a un vehículo nuevo o a tu casa. El apego tiene más que ver con el “tener” que con el “ser”.
El amor, en cambio, está basado en compartir tus momentos (de felicidad o no) con alguien. No se apoya en el recuerdo o añoranza, sino en el aquí y ahora. ¿Te sientes cómodo con una persona? ¿Tienes ilusión en compartir tu proyecto de vida con ella? ¿Te gusta mirarla, ver lo que hace y cómo lo hace? ¿Te gusta tener detalles con ella? Eso es amor. Si, además, no necesitas estar cerca de ella para disfrutar, es amor sin apego.
El amor que tenemos por una hija o hijo es puro e incondicional. Haga lo que haga la/lo amamos igual. Esté o no a nuestro lado...
Solo hay algo peor que tener altas expectativas de alguien: reprochárselas a la persona de la que las esperas.
Creo que en una relación, generalmente, el hombre es el encargado de dar certidumbre y la mujer de traer incertidumbre. Ambas, en su justa medida, igualmente necesarias para construir algo sólido y único.
Pienso que en una ruptura, casi siempre hay alguien que carga con la "culpa" y alguien con el "despecho", pero nadie sale realmente indemne.
En muchas ocasiones me planteo si la ruptura entre dos amantes es o no inevitable...
Mi conclusión al respecto es que todo tiene un principio y un fin y no había nada que pudiéramos hacer para evitar tal fin; en cambio estoy seguro de que había muchísimas cosas que haciéndolas de otra manera hubieran dado más calidad a la relación (y eso no es poco, ya que hablamos de experiencias más enriquecedoras). Creo que el truco está en ser consciente... en cada momento, en cada situación, en cada circunstancia... y disfrutarla.
Por internet podríamos dar con infinidad de artículos sobre el amor, la pareja, la infidelidad, el sexo... pero algo que creo que nunca debemos pasar por alto es que si no lo experimentamos, no sabremos realmente nada, por mucho que nos "informemos". Leer, conjeturar y vaticinar están muy bien, pero es la experiencia, en última instancia, la que hace crecer en todos los sentidos... incluso, a veces, informarse por adelantado de algo hace generar una expectativas (altas o bajas) que podrían fastidiar la experiencia en sí.
Por mucho que intenten explicarte a qué sabe un pastel, ¿crees que se aproximaría lo más mínimo a la sensación real de degustarlo con tus propios sentidos...?
Enamorarse es meterse en la piscina con alguien... pero puedes hacerlo sin soltarte del bordillo, para asegurarte de que no te vas a ahogar cuando tu compañero se salga, lo cual no es igual de divertido... o puedes abrazarte a él para no ahogarte, haciéndole responsable de tu propia supervivencia.
También existe una tercera opción...
¿Amas, quieres, deseas o, simplemente, necesitas?
Creo que una risa lo dice todo: una risa limpia, joven, jovial, que denota alma de niña/o... la risa delata a la persona. Una risa sincera lo envuelve todo: lo ilumina todo. Una risa lo dice todo de ti, de él, de ella. Cualquier palabra o explicación sobran...
Pienso que el enamoramiento de la "película" que te montas con otro u otra, no de la persona en sí, es como comer golosinas:
Te endulza, te gusta, te llena el estómago, pero no te alimenta y, lo peor de todo, no te hace crecer. Eso sí: te engancha y necesitas de tu dosis diaria para ser "feliz".
Pienso que cuando dos personas se enamoran, se envían sendas cuerdas. Pero las circunstancias van deshilachándolas poco a poco, haciéndola jirones: la maternidad, las mochilas, los egos, la crianza, la rutina, la envidia, los celos, el despecho, las expectativas, los problemas económicos, la falta de realización personal, las frustraciones... todo resta, nada suma.
Y llega un momento en que las cuerdas son solo hilos muy finos y es entonces cuando uno de los dos decide cortarlo. Y todo se acabó.
Creo que si no puedes estar solo no debes vivir en pareja. Para compartir algo, primero debes obtenerlo, alcanzarlo tú mismo.
No entiendo la moda que hay hoy en día de "tener miedo a enamorarse"...
Supongo que las personas que tienen este miedo será porque tienen miedo a perder de nuevo algo que maravilloso...
¿Pero no es la vida una montaña rusa, donde para estar arriba antes has tenido que pasar por abajo...?
Para mí el miedo a enamorarse es miedo a vivir...
Siempre, por lo menos a mí, nos han enseñado que hay que luchar por lo que deseas, por tus sueños, por lo que quieres... y no pongo en duda que en muchos ámbitos de la vida esto pueda funcionar, pero una cosa tengo clara:
no tiene sentido luchar por el amor: si no amas a alguien, por mucho que intenten convencerte, por mucho que luchen, tus sentimientos no van a cambiar... de hecho, normalmente, se consigue justo lo contrario: el agobio, la asfixia...