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Durante décadas, en el mundo islámico, la religión ha sido utilizada por los regímenes dictatoriales, las oligarquías locales y los gobiernos "occidentales" para combatir las luchas de los pueblos por su liberación política, social, personal y anticolonial. Para combatir a la izquierda y a los pararabistas más o menos laicos, EEUU, Arabia Saudí, Pakistán y otros utilizaron a los islamistas contra "los ateos". Así se gestó la patología islamista que ha producido tantos monstruos.
En la actualidad, el fanatismo religioso es una "cortina de humo" para desviar la atención de los problemas reales de los pueblos: despotismo político, desigualdades sociales abrumadoras, pobreza, falta de libertades, capitalismo salvaje dependiente
Todos los reaccionarios están interesados en que estas cuestiones pasen a un segundo plano y no se hable más que de una peĺícula de la que nadie ha visto más que un tráiler grotesco, o de unas caricaturas de un semanario satírico francés que no debería ofender a nadie porque a quienes no les guste su contenido, con no comprarlo tienen bastante.
Los pueblos del mundo musulmán y no musulmán tienen muchísimas razones para odiar la política de Estados Unidos y otros estados occidentales, pero no desde luego por tonterías como éstas que nada tienen que ver con la política de esos gobiernos, sino con provocaciones no gubernamentales por parte de cristianos fanáticos (como en el caso de la película "La inocencia de los musulmanes") o de humoristas inoportunos (como en el caso de la revista francesa "Charlie Hebdo").
Obama manda dos destructores a la costa de Libia y Hillary Clinton manifiesta su repulsión por la película antimuhammadiana a la que califica de "asqueante". Sin embargo, esa señora nunca ha dicho que las invasiones y los bombardeos de Estados Unidos e Israel, que tanto sufrimiento han causado, sean asqueantes. ¿Realmente a esa señora le importa tanto esa película? ¿Le preocupan tanto las burlas a la figura de un señor que vivió hace más de mil años y que a ella ni le va ni le viene? No, claro que no, pero es lo que tiene que decir para quedar bien con sus amigos saudíes. A esa señora le importa tan poco el derecho a la libertad de expresión como la vida y la integridad física de las víctimas de las guerras y los crímenes de Estados Unidos.
La mejor descripción del fenómeno es la que hacía en Twiter la ingeniera y periodista egipcia Howayda Taha, describiendo así tanto la película como las protestas: "Repelente, chorra, necia, estúpida e incluso racista y me he quedado corta al describir su gilipollez, pero... las protestas contra ella son también repelentes, chorras, necias, estúpidas y racistas".
Howayda Taha tiene razón. Es tan simple como esto: una película tan mala como mal intencionada y unas caricaturas groseras e inoportunas se usan para provocar a sabiendas a una masa estúpida, ignorante y fanática que no está preparada para aceptar ninguna crítica (seria o chorra) de su religión.
Cada tantos años estalla una de estas. Ya estamos acostumbrados. Es el circo de los islamistas y la islamofobia. Los musulmanes fanáticos entran al trapo de provocaciones estúpidas, con el resultado de que el islam queda al nivel del betún y los musulmanes fanáticos que lo han dejado a ese nivel se creen que han lavado la honra del Profeta. Y a todo esto, las cuestiones importantes se eliminan del orden del día. Porque tras los fanáticos de la islamofobia y el fanatismo islamista hay intereses muy poderosos que actúan a dúo.
Curiosamente nunca se difunden en "occidente" cosas realmente interesantes de ateos árabes, iraníes, turcos o afganos serios. Sólo payasadas islamófobas malintencionadas que sólo quieren provocar y exasperar a unas masas incultas fanatizadas que no están preparadas para críticas a su religión, sean con datos verdaderos o con groserías de mal gusto.
Hace falta una separación urgente de la religión y la política.
José F. Durán (Valladolid, 1967) ha escrito este artículo para autocritica.es. Es doctor en Filología Árabe por la Universidad de Sevilla, donde ha impartido distintos cursos de extensión universitaria y libre configuración.
Entre sus obras se encuentran: