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La Industria del Holocausto es una obra escrita por Norman Finkelstein, analista político y escritor, hijo de supervivientes de campos de concentración. Exceptuando sus padres, toda su familia murió durante el 3er Reich: fueron víctimas del Holocausto Judío. Actualmente es profesor en la Universidad de DePaul en Chicago y escribe para la London Review of Books.
En "La Industria del Holocausto" el autor acusa a entidades, gobiernos y personas de explotar, para su propio beneficio, el sufrimiento de millones de personas.
Es un libro tan interesante como corto, de unas 200 páginas. Consta de tres partes:
En este libro, Norman, demuestra y denuncia el uso que, tanto los sucesivos gobiernos israelíes como el lobby judío internacional, han hecho del Holocausto. El autor argumenta que este tema ha sido usado como cortina de humo por Israel para tapar/justificar tanto las masacres como la ocupación que lleva realizando desde su creación sobre Palestina, Líbano y Siria; de esta forma el gobierno sionista pretende que sea visto como víctima cuando realmente es el verdugo.
En la primera parte del libro se explica cómo Israel empieza a tratar de justificar sus acciones, sus guerras y sus decisiones (en casi todos los casos unilaterales, arbitrarias, imperialistas, prepotentes y autoritarias) con el hecho de que ellos sufrieron el Holocausto. El autor protesta que durante los años inmediatamente posteriores al fin de la Segunda Guerra Mundial apenas se hablaba sobre el Holocausto, no se atendía sus víctimas, ni siquiera los gobiernos norteamericanos ni el propio lobby judío. Pero en 1967, a raíz de la Guerra de los Seis Días, la imagen de Israel marca bajos históricos, es entonces cuando se diseña una estrategia para contrarrestar las críticas: se empieza a sacar a relucir el Holocausto y el sufrimiento del pueblo judío en la 2ª Guerra Mundial, pretendiendo autojustificarse así de todas sus acciones.
En la segunda parte Finkelstein critica a todos los que mienten sobre el Holocausto e inventan historias las cuales nadie se atreve a poner en duda: menciona fuentes totalmente inverosímiles que hoy en día siguen dándose por ciertas.
En la última parte explica cómo los grandes magnates judíos de los EEUU han ido chantajeado en los últimos años a los grandes bancos suizos para recibir indemnizaciones por las cuentas de judíos que se quedaron los banqueros cuando tuvieron que abandonar sus casas a la fuerza. De estos fondos, poco o nada llegó a las víctimas reales del Holocausto; realmente sirve para financiar Israel y entidades propagandísticas sionistas que "velan" por contrainformar cualquier crítica hacia el país sionista. En esta parte, Finkelstein critica el hecho de que hubiera muchas cuentas abiertas en bancos de EEUU, a los cuales no reclamaron un sólo dólar.
Creo que merece la pena leerlo.
Crítica
Sinopsis
La industria del Holocausto es un libro vehemente e iconoclasta que ha provocado una gran polémica en todos los países en los que ha sido publicado, sobre todo en Alemania, Reino Unido y Estados Unidos. El autor denuncia en este libro la explotación del sufrimiento de las víctimas del Holocausto. Norman G. Finkelstein expone la tesis de que la memoria del Holocausto no comenzó a adquirir la importancia de la que goza hoy día hasta después de la guerra árabe-israelí de 1967. Esta guerra demostró la fuerza militar de Israel y consiguió que Estados Unidos lo considerara un importante aliado en Oriente Próximo. Esta nueva situación estratégica de Israel sirvió a los líderes de la comunidad judía estadounidense para explotar el Holocausto con el fin de promover su nueva situación privilegiada, y para inmunizar a la política de Israel contra toda crítica. Finkelstein sostiene que uno de los mayores peligros para la memoria de las víctimas del nazismo procede precisamente de aquellos que se erigen en sus guardianes. Basándose en una gran cantidad de fuentes hasta ahora no estudiadas, Finkelstein descubre la doble extorsión a la que los grupos de presión judíos han sometido a Suiza y Alemania y a los legítimos reclamantes judíos del Holocausto. Denuncia que los fondos de indemnización no han sido utilizados para ayudar a los supervivientes del Holocausto, sino para mantener en funcionamiento “la industria del Holocausto”
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